La formación abrupta de grandes tormentas marinas gatilla microsismos

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Mediante una red avanzada de detección sísmica de 202 estaciones con base en Japón, científicos de ese país descubrieron un muy poco usual y leve temblor de tierra originado por una lejana tormenta en el Atlántico Norte, conocida como bomba meteorológica o ciclogénesis explosiva (formación abrupta de un ciclón o tormenta).

El fenómeno se conoce desde los años 40, pero hasta ahora los científicos solo habían logrado detectar, a partir de ellos, las ondas P o primarias (aquellas que los animales pueden percibir inmediatamente antes de un terremoto y que en caso de uno de gran intensidad, también perciben los seres humanos como un sonido grave y profundo), explica Sergio Barrientos, director del Centro Sismológico Nacional. Ahora, el equipo liderado por Kiwamu Nishida, de la U. de Tokio, pudo detectar por primera vez las ondas S o secundarias, que se desplazan tanto horizontal como verticalmente y son las que perciben los humanos cuando se produce un sismo. Su investigación aparece publicada hoy por la revista Science.

«Esa es la gran gracia de este estudio. Es algo que no se había visto nunca antes (relacionado con una bomba meteorológica)», destaca Barrientos.

El conjunto de sismógrafos japonés es de alta precisión, ya que está instalado a una profundidad de cien metros. Todo el ruido ambiental desaparece, y solo queda el que generan otras fuentes en otras partes del mundo. Gracias a eso pudieron detectar la débil señal sísmica generada por la tormenta que ocurrió al sur de Groenlandia y que atravesó la Tierra de un lado a otro.

El fenómeno climático se originó por un súbito cambio de presión entre la atmósfera y la superficie del océano, que fue transmitido en forma vertical por el agua hacia el lecho marino. «El microsismo corresponde a la pequeña vibración que se genera en la interfase entre la columna de agua y la tierra sólida», indica el sismólogo.

El conjunto de estaciones sismológicas no solo detectó las ondas S, sino que además su dirección, distancia del origen, trayectoria y la estructura del suelo por el cual viajaron.

Según el equipo nipón de investigadores, la detección de estos microsismos ofrece un nuevo medio para explorar la estructura interior de la Tierra, y también puede contribuir a una detección más precisa de los terremotos y tormentas oceánicas.

Fuente: El Mercurio