China se desacelerá este año pero no será una preocupación para la economía mundial

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Las estimaciones apuntan a una expansión del PIB de 6,5%, en línea con la meta que presumiblemente establecerá el gobierno de Xi Jinping para este 2018.

El gran motor de la economía mundial, especialmente para países exportadores de commodities como el nuestro, retomaría en 2018 la desaceleración que lo ha caracterizado en los últimos ocho años, a excepción de 2017. Tras anotar una brillante expansión de 6,8%, una décima por encima del 6,7% de 2016, el crecimiento de China se debilitaría en el presente ejercicio, pero con una calma que no agitará a la economía mundial y que le permitirá seguir avanzando en las reformas pro mercado de la era Xi Jinping.

“China se encamina hacia otro buen año en 2018. El crecimiento probablemente disminuirá modestamente a alrededor de 6,5% ya que la inversión se ralentiza ante el exceso de capacidad en el sector inmobiliario y la industria pesada. Pero el consumo está creciendo bien y estimulando los sectores de servicios”, señaló a Pulso el investigador senior del John L. Thornton China Center de Brooking, David Dollar.

Su estimación está en línea con la presentada en el último World Economic Outlook del FMI, y con la meta que, probablemente, establecerá Beijing. Y aunque Fitch apunta a una expansión levemente menor de 6,4%, su jefe de Calificaciones Soberanas de Asia Pacífico, Stephen Schwartz, subrayó que “la reciente estabilización del impulso de crecimiento y la mejora del sentimiento del mercado financiero en China auguran una desaceleración gradual” durante el próximo año.

La misma agencia de clasificación anticipa que persistirá el fuerte crecimiento en el gasto en consumo, anotando un incremento de 7,6%. La fortaleza del sector da cuenta de que el cambio en el modelo económico chino, con el que se pretende pasar de un crecimiento basado en las exportaciones y la inversión a uno que se sostenga más en la demanda interna, parece estar dando los primeros frutos.

De hecho, Rajiv Biswas, economista jefe de Asia-Pacífico en IHS Markit, detalló que “un motor de crecimiento clave para la economía china durante 2016 y 2017 ha sido el gasto de consumo interno, que representó alrededor de dos tercios del crecimiento del PIB”.

De todas maneras, el comercio sigue siendo un factor preponderante. “Se espera que el fuerte gasto de consumo sostenido respalde el crecimiento del PIB en 2018, y las exportaciones también se vean respaldadas por un fuerte crecimiento en los principales mercados de exportación, como los EEUU y la UE”, añadió Biswas.

Riesgos a la vista

La ruta para China, sin embargo, no luce del todo despejada y existen ciertos peligros que asechan la fortaleza mostrada por el gigante asiático.

“Los riesgos a la baja son (1) inestabilidad financiera debido al crecimiento demasiado rápido de la deuda o (2) medidas proteccionistas serias de la administración de Donald Trump”, enumera Dollar.

Ambas preocupaciones son compartidas por Fitch. Schwartz destaca que “la alta deuda corporativa en China es una fuente de vulnerabilidad, y Fitch considera que la estabilidad financiera y económica a largo plazo podría estar en riesgo si no se logra el desapalancamiento y se reducen los objetivos de crecimiento”.

Por otra parte, al enfoque comercial de Washington suma alertas sobre los riesgos geopolíticos, indicando que “las tensiones en la península de Corea y la incertidumbre política de Estados Unidos plantearán desafíos para la región. Seguimos considerando que el riesgo de un conflicto absoluto es bajo, pero pueden producirse episodios de aumento de las tensiones, con posibles repercusiones negativas en el sentimiento del mercado”.

 

Fuente: Pulso