Deshielos producen masivos varamientos de krill antártico

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El material particulado que se libera afecta su alimentación y desplazamientos. Un estudio advierte que, producto del calentamiento global, su hábitat descendería hasta en 80% para 2100.

No la está pasando bien el krill antártico a causa del calentamiento global. Este pequeño crustáceo, que es clave en la cadena alimenticia de los grandes mamíferos marinos, especialmente las ballenas, está siendo afectado en forma directa por los deshielos en la Antártica.

Así lo revela una investigación que publicó recientemente la revista Scientific Reports, del grupo Nature, y que revela episodios de mortandad masiva de estos crustáceos en el entorno de la caleta Potter, en la isla Rey Jorge, entre 2003 y 2012.

«Han ocurrido ocasionalmente, pero son masivos; se trata de cientos de miles de organismos, por lo que resulta impresionante de ver», dice la bióloga y ecóloga del Instituto Antártico Argentino, Irene Schloss, coautora del estudio.

Reconoce que no saben si se trata de situaciones puntuales o de un fenómeno que se repite a gran escala. «He estado estudiado el mismo sistema desde los años 90 y no había visto algo similar. Hay que estar atentos al lugar, pero en realidad la probabilidad de encontrar situaciones de este tipo depende de cuánto estamos monitoreando el ambiente, y resulta que el 99% de las costas antárticas no están monitoreadas».

No es primera vez que se describen varazones de krill en el mundo, pero sí en la Antártica. «Han sido descritas varazones de otros pequeños crustáceos similares, como las salpas y copépodos que se han visto muertos en la playa, pero no en esta cantidad», dice Schloss.

El krill es un organismo oceánico, pero en los veranos se acerca al hielo de las costas donde desarrolla su ciclo reproductivo.

Según el estudio de Schloss, el daño mayor para estos animales marinos lo genera el material particulado de origen terrestre que se acumuló en el hielo y que al liberarse con el deshielo es arrastrado por el agua.

Las partículas afectan la alimentación, capacidad de absorción y desplazamientos del crustáceo en apenas 24 horas, según pruebas experimentales. Al analizar sus estómagos también encontraron gran cantidad de este material.

Producto del cambio climático, la merma en los hielos y el aumento de la temperatura amenazan con disminuir el hábitat del krill hasta en 80% en 2100, según una investigación realizada por el Centro de Estudios Avanzados en Zonas Áridas (Ceaza) y el Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (IDEAL), de la U. Austral.

El estudio, publicado el lunes en Geophysical Research Letters, analizó el impacto de estos cambios en las larvas del crustáceo a la luz de las proyecciones del panel internacional de cambio climático.

Esta es una señal de alerta para el futuro de los grandes cetáceos, reconoce Andrea Piñones, investigadora del Centro IDEAL y autora principal del estudio. «Si solo queda 20% del hábitat, es discutible si los depredadores tope dispondrán de todo el krill que requieren».

Fuente: El Mercurio