Informe encargado por el Estado afirma que T2 tendrá impacto «irreversible» en el patrimonio

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Intendente Gabriel Aldoney destacó que esa iniciativa y el proyecto Puerto Barón están fuera de la zona patrimonial.

El Estudio de Impacto Patrimonial (EIP) entregado ayer por el experto colombiano Juan Luis Isaza reveló las conclusiones respecto a los proyectos que impulsa el Estado, a través de la Empresa Portuaria de Valparaíso (EPV), en el borde costero -Terminal Dos y Puerto Barón-, con resultados muy disímiles entre uno y otro.

En relación a la expansión del T2 a cargo de TCVAL, manifestó que generará un «impacto alto, permanente e irreversible, el mismo que, en concepto del presente EIP, no es posible mitigar», mientras que en el caso del desarrollo comercial señala que dará origen a un «impacto leve, cuando no neutro, sobre el sitio del Patrimonio Mundial».

Estudio sobre T2

  1. Las obras e intervenciones planteadas por T2 TCVAL, si bien están fuera del sitio patrimonial, generarán un alto impacto
  2.  Problema de escala: grúas de más de cien metros y una pared de contenedores que oscilará entre los 15,72 y los 17,52 metros.
  3. La topografía de Valparaíso hace que el impacto visual de la infraestructura sea muy alto sobre el área histórica de la Ciudad Puerto.
  4. El EIP es consciente de dificultades legales y consecuencias económicas que impiden revisar y ajustar el proyecto.
  5. Pese a ello recomienda altamente que se busque y encuentre la manera de llevar a cabo las mencionadas revisiones y ajustes.

A la altura

Respecto al T2 especifica que hoy está inmerso en un proceso de evaluación ambiental y hace hincapié en las compensaciones, recalcando que «deben estar a la altura de los impactos que se generarán».

Agrega que TCVAL, filial de OHL Concesiones, ha propuesto medidas de mitigación y/o compensación que en el concepto del EIP «no están aún lo suficientemente articuladas y estructuradas, razón por la cual bien deben ser mejoradas».

Al respecto, da cuenta que existen siete iniciativas que se encuentran a nivel de anteproyecto con sus respectivos montos, responsables de inversión, y plazos de implementación. Además, consigna que existen otras tres que hoy no cuentan con el mismo nivel de definición.

«Es decir, en este momento hay una serie de proyectos, unos un poco más elaborados, en que la empresa portuaria asegura que eso lo va a llevar adelante. Yo, y lo he manifestado en varias instancias, apunto a cuál es la garantía que tenemos todos de que eso finalmente se vaya a llevar a cabo», enfatiza, agregando que quizás varias de ellas «ameritarían un estudio de impacto ambiental».

Al ser consultado si desde el punto de vista patrimonial es o no viable comenta que «no es recomendable, la misma metodología de Icomos Internacional lo que dice es que cuando haya actuaciones que tengan un alto impacto, permanente e irreversible se debe abstener de hacerlo».

Sin embargo, reconoce el contexto y la necesidad que tiene el puerto de expandirse para ser competitivo. «Insisto en que esos desarrollos son posibles, bienvenida sea la ampliación del puerto y su competitividad, pero creo que hay que encontrar puntos medios».

¿Pero, entonces, cual es el dilema? En opinión del especialista, se trata de una cuestión de tamaño. «Es un problema de escala, es decir, ojo porque incluso la denominación del sitio es área histórica de la ciudad puerto de Valparaíso y se hace mucho énfasis en la declaratoria cuando dice que se convirtió en el puerto líder de las rutas marítimas de la costa oeste de Sudamérica. Es decir, uno no puede entender Valparaíso sin su puerto, ni históricamente, ni socialmente, ni geográficamente. Así, uno podría decir que primero fue puerto que ciudad, desde la época del Santiaguillo», consigna, agregando que «uno no puede negar eso, pero puede encontrar otras alternativas, otras formas diferentes de utilizar el puerto y de modernizarlo. Yo pienso que en última instancia está señalado de esa manera. Es un problema de escala».

Consultado sobre si el proyecto de TCVAL podría poner en riesgo la condición de patrimonio del sitio histórico de la ciudad, Isaza advierte de entrada que no es una decisión que dependa de él, aunque piensa que pensar eso resulta «un poco aventurado».

«En última instancia la toma el Comité de Patrimonio Mundial, que es una especie de junta directiva constituida por 21 países que se van rotando. Uno podría decir ‘ojo con un tema como éste, que puede ser riesgoso’, pero afirmar claramente que si se hace va a llevar a la exclusión de la lista de Patrimonio Mundial pienso que es un poco aventurado. Eso probablemente generará otras discusiones», sostiene, sumando una serie de recomendaciones al respecto (ver recuadro).

En lo que respecta al proyecto Puerto Barón las perspectivas son distintas, subrayando que por su impacto leve «sin lugar a dudas es mucho menos riesgoso».

«Hay una serie de recomendaciones que se hacen al respecto, pero aunque soy arquitecto, yo no me meto con asuntos digamos de estética, sino sobre su relación con el sitio de Patrimonio Mundial», destaca.

– El estudio ha generado muchas expectativas en los diversos intereses que existen en torno a ellos. ¿Usted cree que va satisfacer o insatisfacer a los dos lados?

– El interés no es satisfacer ni a los unos ni a los otros, independiente del lado donde está. Lo que se trata de hacer es un análisis completamente objetivo de las implicaciones. A mí no me contrataron para construir lápidas, el informe probablemente tiene una cantidad de cosas que son descarnadas y que están mostrando una realidad tal cual es y está señalando una serie de problemas que son evidentes. O sea, en ningún momento esto trata, digamos, de favorecer o desfavorecer a unos u otros. Es una radiografía. Probablemente, habrá más de una persona que se sentirá decepcionada respecto a este informe.

Información

Por último, señaló que la cantidad de información que recibió «fue abrumadora, tanto impresa como digital, cartográfica, lo que salió de las entrevistas con el alcalde, el intendente, la EPV, la comunidad, y como se dice coloquialmente, hasta con el perro y el gato».

En tanto, tras recibir oficialmente el informe, el intendente Gabriel Aldoney recalcó que aunque no es vinculante, su interés apunta a que sea así. Además, resaltó que los proyectos en cuestión están fuera del área de patrimonio mundial y de la zona de amortiguamiento. «Se señala claramente», enfatizó el jefe regional al ser consultado por el punto.

Compensación

En cuanto a las conclusiones que tiene el documento sobre el T2, no considera que ello impida su construcción, pero sí destacó «que no es un proyecto que requiera sólo de mitigaciones, sino que fundamentalmente de compensaciones».

En relación a las observaciones que hace el documento enfatizó que van dirigidas especialmente a las vistas. «La diferencia entre mitigación y compensación es que cuando se mitiga se minimizan los impactos que genera una medida que se ha tomado en el territorio; y cuando se compensa se generan condiciones que sean comparables con el daño que se genera».

En esa línea, plantea que EPV y TCVAL están elaborando iniciativas que fueron de conocimiento de consultores. «Se ha dicho que están en un plano muy incipiente y son temas que se van a tener que resolver».

En cuanto a la conclusión del documento que enfatiza que el impacto patrimonial que producirá el T2 es imposible de mitigar, manifestó que «hay que compensar y esto le corresponde al concesionario. Se han planteado algunas iniciativas que, de acuerdo a lo que señala el consultor, son todavía insuficientes».

Agregó que el informe va a provocar una necesaria discusión, insistiendo en que estas cosas tienen el «límite del actuar». «Esta no puede ser una cuestión que se dilate eternamente porque Valparaíso necesita desde el punto de vista portuario mantener su competitividad, ustedes ven que Valparaíso respecto a San Antonio ha ido perdiendo importancia y es una ciudad que necesita proyectos de inversión, se requiere generar actividad económica, pero naturalmente este desarrollo hay que hacerlo dentro de un marco que sea sustentable y que en el ámbito patrimonial permita que Valparaíso también pueda, a través del tiempo, transformar esta condición en un elemento vital para su desarrollo».

Para el presidente del Colegio de Arquitectos de Valparaíso, Claudio Reyes, el documento alude a un problema grave que está viviendo Valparaíso. «Lo hemos dicho un millón de veces que, reconociendo los esfuerzos, acá hay un problema de gestión extremadamente preocupante y esto no puede seguir en las condiciones que está, con una ciudad que se deteriora continuamente y en situación tan precaria que podríamos perder nuestra condición de Patrimonio de la Humanidad», manifestó el líder gremial.

En relación al Terminal Dos, enfatiza que al ser imposible de mitigar con las características de ser irreversible y permanente, opina que «son condiciones que determinan que ese proyecto no se puede construir con las características que se están proponiendo. Es el mismo Estado el que es garante y que a la vez está atentando contra la condición de patrimonio».

US$ 500 millones contempla la inversión que realizará TCVAL para la ampliación del Terminal Dos.

30 meses se extenderían los trabajos de construcción del Terminal si es que obtiene la RCA.

 

Fuente: El Mercurio de Valparaíso