Almirante Julio Leiva Molina, Comandante en Jefe de la Armada de Chile: 200 años. Un futuro en el océano

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Dominar el mar no tiene otro significado que crear conciencia de su relevancia en nuestra vida cotidiana, disfrutando responsablemente de los beneficios que nos otorga y aprendiendo a descifrar el sin número de las oportunidades que nos presenta. Nuestro más sentido anhelo es que todo Chile mire al océano como el más preciado de sus tesoros.


El inicio del Mes del Mar del presente año tiene un particular significado para la Armada de Chile: nos encuentra conmemorando nuestro Bicentenario como institución permanente del Estado, al servicio de la ciudadanía, convencidos, al igual que nuestros predecesores que la hicieron grande, que nuestro desarrollo y destino como nación no es otro que volver nuestra mirada hacia el océano Pacífico.

Así debe ser para un país que es ribereño de este vasto mar, en que el mundo globalizado ha puesto su mirada por su importancia estratégica. Como consecuencia del intercambio entre las mayores potencias del orbe, el siglo XXI se describirá en la historia futura, como la época en que el Pacífico se convirtió en el centro de gravedad marítimo del mundo, y somos testigos privilegiados de cómo comienza a redactarse esa historia. Sobre nuestros hombros descansa la responsabilidad de aceptar el convertirnos en actores reales e influyentes de ese futuro por escribirse, aprovechando las oportunidades de desarrollo que nos ofrece la enorme riqueza que se alojan en el océano.

En estos 200 años así lo ha entendido la Institución, y sus sucesivas dotaciones, han heredado una fuerte tradición que ha forjado en ellas el real significado de lo que simboliza el compromiso, el sacrificio y el amor por la patria, otorgándole, a las actuales, una sólida base para desarrollar las nuevas valoraciones que demanda de ella la sociedad a la que se debe: probidad, inclusión social, accountability, transparencia, sustentabilidad.

Los hombres y mujeres que hoy tripulan la Armada de Chile, que conforman el más preciado bien institucional, han aceptado el desafío que el futuro nos presenta, esforzándose para hacer realidad nuestra contribución al desarrollo cultural, tecnológico y científico del país, y materializando con profesionalismo, el apoyo permanente que requiere la Política Exterior del país.

Miramos con optimismo el devenir de nuestra nación, y nuestra preocupación inmediata está puesta en el desarrollo equilibrado del conocimiento y de la fuerza, persuadidos que solo podremos alcanzar éxito en nuestra misión, si contamos con tripulaciones que, junto con el compromiso para con la Patria, sean capaces de operar los modernos medios que el país nos confía, con una alta calificación técnica y humana.

Junto a lo anterior, trabajamos para estudiar las posibilidades disponibles que nos permitan, en un futuro cercano, la renovación de las unidades que ya cumplieron o están próximas a cumplir la vida útil, y con el firme propósito de mantener el camino ya emprendido de combinar fuerzas navales polivalentes, de vigilancia y de policía marítima; todas ellas con tecnología moderna y alta potencia de ofensiva, capaces de disuadir efectivamente eventuales amenazas que pongan en riesgo nuestros intereses nacionales y también, ser un medio efectivo para apoyar a nuestros compatriotas en catástrofes.

Y no podría ser de otra manera, en un Estado que ha asumido con voluntad política renovada, el ocupar nuestro mar, dándose recientemente una Política Oceánica Nacional, la que contiene el conjunto de orientaciones, prioridades e intereses en dicha materia; y ha asumido con responsabilidad sus compromisos internacionales referidos al desarrollo sustentable, transformándonos en líderes mundiales en materia de protección oceánica. Concepto de protección de los mares, como fuente de recursos necesaria para la humanidad. Para la Armada, ello significa la continuación de una tarea históricamente autoimpuesta: debemos estar presentes en los océanos, ahí donde los intereses nacionales lo demanden.

200 años después de que el General Bernardo O’Higgins pronunciara la frase que inspiró la creación de nuestra Institución -«Este triunfo y cien más, se harán insignificantes si no dominamos el mar»- con justo orgullo podemos asegurar que la Armada reconoce en ella un desafío permanente y convoca a todos los chilenos a sumarse a ella, entendiendo que no es otra cosa que conquistar nuestro futuro en el Pacífico; porque dominar el mar no tiene otro significado que crear conciencia de su relevancia en nuestra vida cotidiana, disfrutando responsablemente de los beneficios que nos otorga y aprendiendo a descifrar el sin número de las oportunidades que nos presenta. Nuestro más sentido anhelo es que todo Chile mire al océano como el más preciado de sus tesoros.

 

Fuente: El Mercurio de Valparaíso