Japón y Tailandia ven con preocupación el tipo de pesca que se hace en Chile

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El 2016 tiene que ser el año de la pesca artesanal en Chile. Y es «es ahora o nunca». Así lo proyectó el gerente de la Asociación Gremial de Pequeños y Medianos Empresarios Pesqueros (Pymepes AG), Alfredo Irarrázaval, quien advirtió que no habrá posibilidad de despegar en la producción de jibia, por ejemplo, si mientras el mundo la cuida y la pesca de manera selectiva, «la industria chilena, en cambio, la está depredando con pesca de arrastre, algo que sólo ocurre en Chile y en ningún otro país del mundo».

Irarrázaval conversó con EL SUR además la reciente gira realizada por Pymepes -junto a Prochile- a Japón y Tailandia, con el objetivo de prospectar nuevos mercados y resolver brechas de exportación, especialmente en recursos localizados en la Región del Biobío, como la jibia. Y al respecto enfatizó que fue una visita importante porque las empresas asociadas Mar de Lagos, Galaico International Co, Mar Cantábrico y Belén del Sur, pudieron conocer las instalaciones de Sea Value, la planta procesadora y conservera de recursos marinos más grande de Bangkok, y la que suministra de recursos a nivel mundial.

Inquietudes

Sostuvieron más de 20 reuniones. Y regresaron con varias inquietudes, que son las que precisamente marcarán parte de la agenda Pymepes el 2016: el impulso al desarrollo de la sardina chilena. «Acá, la sardina común que se consume en los supermercados es proveniente de Marruecos y de Tailandia. Nosotros no consumimos la sardina chilena, y en ese contexto como tenemos abundancia de este recurso y uno de los principales recursos en Biobío, tenemos un desafío como productores, pero también el Estado tiene el deber de desarrollar este producto para consumo humano, ya que es proteína de bajo precio y de buena calidad para poder tener participación en mercados que son productores», dijo Irarrázaval.

Estrategia

Consultado sobre cuál será la estrategia de este gremio pesquero, Irarrázaval precisó que «nosotros tenemos vía derechos licitados el año pasado cerca de 5.600 toneladas distribuidas en cuatro empresas. Esto se presenta como una oportunidad, tenemos el recurso disponible, tenemos que hacer la captura y los esfuerzos».

Sin embargo, existe un pero con este importante recurso pesquero. No se consume. No es conocido. «La sardina nacional no es conocida. Imagínate que los tailandeses de Sea Value nos decían que están abiertos a recibir pruebas de nuestras empresas para poder desarrollar un trabajo en conjunto», aseguró el ejecutivo pesquero.

«Tenemos una tarea no tan sólo en Asia, que son los países procesadores de la sardina a nivel mundial. Sino también en Perú, donde se están haciendo productos elaborados como salchicha, hamburguesa. Ahí hay un camino que como Pymepes estamos abordando. Tenemos capturadores de sardina, tenemos empresarios pesqueros que se dedican a la captura, barcos y eso ha sido muy interesante para los mercados internacionales. Que nos hayamos logrado integrar y generar un grupo homogéneo que tenemos. Empresarios pesqueros que procesan productos, pero también quienes capturan el recurso», indicó el gerente.

Y citó el caso del empresario pesquero chileno, Manuel Gallegos, quien tiene la experiencia de la captura de la sardina, conoce bastante sobre su proceso. Y la clave pasa por el tipo de captura.

«Tuve la oportunidad de visitar la planta Hamade en Japón, que es una isla que está al norte de Japón, es una empresa que fabrica y tiene el control del 70% del mercado mundial de viradores automáticos. Manuel Gallegos que es asociado a Pymepes, es el único empresario chileno que ha instalado este arte de captura selectivo en las embarcaciones, y ha sido reconocido como un ejemplo por Innova Biobío, y hoy día es el camino que tiene que seguir la gran industria, la que tiene que convertirse en arte selectivo para poder capturar en una condición de sustentable y sostenible que sea además amigable con la pesca artesanal, que se captura con manos», señaló Irarrázaval.

Para el gerente, el desafío pasa -entonces- por desarrollar otro tipo de industria. «Si no se cambia este arte de pesca, terminaremos con recursos depredados, y vamos a terminar con un recurso que económicamente no es competitivo con la pesca artesanal, como es la jibia».

2016 será un año de oportunidades, pero advirtió que «hay ciertos cambios regulatorios que tienen que venir este año. Hoy día hay un pie forzado para hacer un cambio en las capturas, por ejemplo de la jibia, uno de los principales recursos que están viviendo la Pyme en Biobío y todo el país. La jibia entró hace muy poco tiempo acá y lo hace con un arte que no es bueno, como es el de arrastre y en ningún país que captura jibia está autorizado. Pescan con sistemas automáticos».

Y allí, según Irarrázaval, el Estado debe echa mano y de manera urgente. «Una pesca sustentable. Amigable con el medio. Comprobamos que Japón y Tailandia, nos están viendo preocupados por ello. Y si no hacemos nada, perderemos una gran oportunidad no sólo para reimpulsar la pesca artesanal regional sino también se verá perjudicada la imagen de Chile», señaló.

Fuente: El Sur