Nueva red de monitoreo estudia los cambios oceánicos en tiempo real

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Desde las variaciones en la temperatura del mar hasta los niveles de CO {-2} y las erupciones submarinas ya se pueden analizar en siete puntos del planeta. Uno está frente a las costas de Chile austral.

Cerca de 10 años tomó materializar la Iniciativa de Observatorios Oceánicos (OOI, por sus siglas en inglés), que desde ayer está transmitiendo datos en tiempo real desde siete distintos puntos del Atlántico y del Pacífico. Uno de ellos está frente al mar territorial austral de Chile.

La red de instrumentos incluye desde boyas superficiales y sensores de profundidad hasta vehículos autónomos que ayudan a transmitir los datos a la superficie. Su puesta en marcha demandó una inversión de 386 millones de dólares, aportados por la National Science Foundation (EE.UU.).

En el caso de la que está situada frente a Chile, «es básicamente una estación de investigación anclada al lecho marino», explica a «El Mercurio» Robert Weller, investigador de la Woods Hole Oceanografic Institution, quien se encuentra esta semana en Valparaíso. Él estuvo a cargo de la instalación de los sensores costeros y oceánicos del proyecto.

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«Con su instrumental la boya realiza mediciones sobre salinidad, temperatura, velocidad de las corrientes, y también mide parámetros biológicos y químicos como oxigenación, acidificación, niveles de CO {-2} y biomasa; es decir, la presencia de vida en el agua», dice. Todo esto permite conocer el estado de salud de los océanos, en especial ahora con el cambio climático.

Indirectamente, también ayudaría a detectar marea roja, ya que posee sensores para medir la clorofila; esto es, la concentración de microalgas.

Aparte del sitio frente a las aguas de Chile austral, el sistema cuenta con otras tres estaciones mar adentro: una frente a Groenlandia, otra en Alaska y una tercera frente a la Patagonia argentina.

Además, contempla dos estaciones costeras y una tercera conectada con un volcán submarino frente al estado de Washington. Esta es una zona de mucha actividad tectónica, como Chile, explica Weller. Gracias a esa conexión, que ya funcionaba hace un tiempo, pudieron predecir una erupción en 2015. «Algunos investigadores de allá están viendo si es posible hacer algo parecido en la zona marina frente al territorio chileno», adelanta.

Como complemento, trabajan en coordinación con otras redes que mantienen alrededor de 100 estaciones de monitoreo a nivel mundial que no transmiten sus datos en tiempo real.

Weller destaca que esta iniciativa cambió la manera en que se manejan los datos. «Por primera vez un proyecto oceánico de esta magnitud está a disposición de cualquier persona en forma abierta y gratuita en su sitio web (http://oceanobservatories.org/).

Y agrega: «En el pasado la información no se compartía, por lo que espero que sea el camino que se siga en el futuro».

Este tipo de información favorecerá mucho a los investigadores de Chile, destaca Rubén Escribano, director del Instituto Milenio de Oceanografía. «En Chile no tenemos nada equivalente; quisiéramos tenerlo», cuenta.

Reconoce que esto en parte deriva de la preocupación por temas como el cambio climático. «Hay interés de invertir en la investigación oceánica por parte de los países desarrollados. Tanto la NASA como la NOAA están recibiendo presupuesto para este tipo de investigación», destaca.

Fuente: El Mercurio