Borde costero quedó más expuesto a los tsunamis por marejadas

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De acuerdo a un estudio realizado por el ingeniero civil oceánico de la Universidad de Valparaíso, Rodrigo Campos, desde el año 1979 a la fecha se registran 117 eventos de marejadas anormales -como fueron categorizados por los especialistas- y que desde el 2009 a la fecha aumentaron en ocurrencia e intensidad.

«En los últimos tres años tuvimos una por año. Esto es una realidad, estos eventos van a seguir sucediendo», advirtió el comandante Luis Vidal, jefe del Servicio Meteorológico de la Armada, quien además explicó la causa de estos fenómenos: «Están asociadas a los sistemas frontales que se generan muy al norte, entonces las marejadas adquieren una dirección norweste e ingresan directamente al interior de las principales bahías».

Lo anterior ocurrió para el 8 de agosto del 2015, el 13 de julio del 2016 y en el último fin de semana. Pero normalmente las lluvias de la zona central provienen del sur, que está más protegida en esa dirección, entonces no siempre los sistemas son tan destructivos.

Más expuestos

En un recorrido realizado ayer por distintas playas de Valparaíso y Viña del Mar, como Portales, Marineros, Las Salinas y Reñaca, un equipo de profesionales de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV) pudo constatar en terreno la gran cantidad de arena que se perdió en las playas.

Según explicó la académica del Instituto de Geografía y especialista en geomorfología costera, Carolina Martínez, la pérdida de arena es grave. «Las playas quedaron acantiladas. En esta época uno esperaría encontrar playas más anchas, pero prácticamente se redujeron a un tercio. En Reñaca, que tiene un promedio de treinta metros de ancho, no tiene más de diez».

Lo anterior es preocupante porque «al reducir el volumen de arena se genera una mayor exposición ante un tsunami que pueda venir desde la misma costa o de lugares más alejados. Al aumentar la erosión costera se reduce la posibilidad de que estos eventos se amortigüen en la medida de que van llegando a la costa y la gente es la que se daña más».

Carolina Martínez advierte que el mar quiere recuperar el espacio perdido, que le fue ganando el hombre mediante las construcciones en el borde costero. «La forma de construir en la costa, de utilizar el espacio costero, es lo que nos está pasando la cuenta hoy en día. Si estos fenómenos se consideran naturales, no deberían causar daño en las personas, pero es la ocupación que hace que la vulnerabilidad se eleve y genere más daño», advirtió.

Al respecto, el comandante Luis Vidal recordó que hasta el año 1950 en la avenida Perú, donde hoy hay rocas, había una playa. «En vez de haber una playa que disipa la energía, tenemos un enrocado que la enfrenta en forma muy brusca. Por eso tenemos esa explosividad de que genera inundaciones y los más perjudicados son los primeros pisos de los edificios ubicados en los bordes costeros», destacó.

Fuente: Estrella Valparaíso