Emotivo y masivo adiós al buque escuela Esmeralda

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Alegría y tristeza fueron las emociones que demostraron ayer los cientos de familiares que llegaron a despedir a sus seres queridos durante el zarpe de la «Dama Blanca», que estará más 200 días navegando por los océanos del mundo.

Con banderas, pañuelos, carteles y un sinfín de emociones, alrededor de mil personas llegaron hasta el molo de abrigo en Valparaíso para despedir a la dotación de 298 personas que viajan a bordo del buque escuela Esmeralda de la Armada, que zarpó ayer dando inicio al 61 ° crucero de instrucción y que durante 211 días permanecerá navegando por los océanos del mundo.

Poco antes del mediodía, los marinos comenzaron a retirar las cuerdas que mantenían al buque sujeto al molo en una señal inequívoca de que el zarpe era inminente. Quienes se encontraban a bordo entonaban el himno de la Armada como una manera de despedirse de suelo nacional, el cual, incluso, fue acompañado por muchos de los familiares que llegaron a decirle adiós a sus seres queridos.

Tras ello, una a una comenzaron a sonar las bocinas de las otras embarcaciones de la Armada a medida que el buque se alejaba lentamente del puerto, emocionando a gran parte de las personas que llegaron hasta ese lugar.

Una de ellas fue Honoria Villegas, quien junto a su familia llegó desde Carelmapu, Región de Los Lagos, para despedir a Javiera, su hija, quien es la primera integrante de su familia que recorrerá el mundo a bordo del buque.

«Hay una mezcla de sentimientos. Por un lado, estamos tristes, porque estaremos mucho tiempo sin ella y no estábamos acostumbrados a estar tanto tiempo alejados. Sin embargo, estamos inmensamente orgullosos por el desafío y la oportunidad que tiene», expresó emocionada.

«Si bien ella también estaba triste por tener que partir, nosotros le dijimos que estuviera tranquila, que la íbamos a estar esperando y que disfrutara lo más posible esta hermosa experiencia que le otorgó la vida. Ella es la primera integrante de la familia que pasa por esto y estamos muy contentos por ello», agregó. En tanto, Roberto Soto también llegó hasta el molo de abrigo para despedir a su hija. Para él, pese a la tristeza que significa estar cerca de siete meses alejado de ella, lo más importante es que este viaje «será algo súper positivo en lo que respecta a su carrera».

«Carolina estaba súper ansiosa porque llegara este día, pero, a la vez, estaba triste por el largo tiempo que estará sin nosotros, ya que siempre hemos sido una familia muy unida. Sin embargo, a nosotros nos queda el consuelo de que es lo que ella quería y fue su decisión. Entonces no nos queda más que apoyar y disfrutar de su alegría por vivir esta experiencia», comentó.

Asimismo, el progenitor reconoció que este viaje le permitirá a su hija madurar aún más, por lo que debe sacar el mejor provecho a esta experiencia. «Es un viaje único el que vivirá. Por lo mismo, le dijimos que estuviese tranquila para que así pueda cumplir con los objetivos que ella misma se trazó antes de embarcarse en el buque escuela Esmeralda».

Para Carlos Sánchez, quien viajó desde Talcahuano a despedir a su hijo, Carlos, el zarpe de la «Dama Blanca» significa una gran bendición y un cúmulo de emociones, no solamente por la posibilidad que tiene su hijo de ser parte de la tripulación del buque escuela, sino que también por los buenos recuerdos que le vinieron a la memoria, relacionados con paso por la Armada.

«Yo también fui marino y en el año 1998 me tocó hacer el mismo viaje que él inicia hoy, por lo tanto, la satisfacción y la emoción que siento es mucho mayor. Es primera vez que se embarca en el buque y gracias a Dios tuvo la bendición de ser parte de esta hermosa experiencia. Es muy emocionante», expresó con orgullo.

Por lo mismo, afirmó que una de las cosas que más le pidió a su hijo fue disfrutar de la oportunidad que se le ha dado, así como llevar de buena manera el pabellón patrio por los países que visiten. «Que no se preocupe por regalos ni nada de eso. El regalo que le entrega la Armada, gracias a su año académico, debe disfrutarlo como tal», expresó Sánchez.

Junto con ello, precisó que desde que ingresó a la escuela de grumetes, hace ya dos años, el objetivo principal de su hijo era embarcarse en la Esmeralda. «Gracias a su esfuerzo y dedicación, lo está logrando. Sé que lo va a aprovechar y me aseguró que el próximo año espera viajar nuevamente a bordo del buque».

Fuente: El Mercurio de Valparaíso