Isaza considera que lo ocurrido con el T2 es «una extraordinaria noticia» para Valparaíso

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Al arquitecto colombiano Juan Luis Isaza el Estado de Chile le encomendó la realización de un Estudio de Impacto Patrimonial referido a los proyectos en el borde costero de Valparaíso, y en las conclusiones de ese estudio, entregadas en el primer semestre de 2016, fue categótico en señalar que «el proyecto Terminal 2, cuyo concesionario es Terminal Cerros de Valparaíso, TCVAL, colindante con la Zona de Amortiguamiento del Sitio de Patrimonio Mundial, generará un impacto alto, permanente e irreversible, el mismo que, en concepto del presente Estudio de Impacto Patrimonial, no es posible mitigar».

Frente a tales afirmaciones, no es de extrañar que Isaza considerara positivo el desistimiento de TCVAL para continuar con la iniciativa. Para el colombiano, «la ciudad gana con esta decisión. Yo estoy convencido de que Valparaíso tiene derecho a un futuro mejor para su frente portuario, mejor que como se estaba planteando. El hecho de que esta empresa (TCVAL) desista de hacerlo allí donde estaba previsto y en las condiciones en que estaba previsto, a mí me parece una extraordinaria noticia».

A su juicio, si el T2 finalmente no se construye donde se pretende situar, la ciudad ganaría «básicamente porque el proyecto, en la forma en que está planteado, es tremendamente nocivo para cualquier ciudad en general y para Valparaíso en particular, porque le niega la posibilidad de tener un frente marítimo de disfrute ciudadano, como yo creo que todas las personas sensatas y pensantes deben estar creyendo que se requiere para la ciudad de Valparaíso, y no una barrera, una muralla de contenedores».Isaza espera que a partir de ahora se inicie un proceso de debate entre todos los actores de la ciudad, que lleve a generar un nuevo proyecto de manera consensuada. «Desconozco cuáles son los trámites que seguirán de aquí en adelante, qué consecuencias tiene la decisión de TCVAL, pero desde el punto de vista patrimonial, es una extraordinaria noticia», subrayó Isaza, agregando que «siempre he abogado por un mejor desarrollo de ese paseo marítimo y de ese frente marítimo de la ciudad de Valparaíso, cuya área histórica está inscrita en la Lista del Patrimonio Mundial. Entonces, en el sentido de que al menos esta primera empresa, TCVAL, desista de hacer el proyecto como estaba planteado, a mí me parece una noticia extraordinaria».

Consultado sobre si concuerda con la visión de Isaza, el vocero del Pacto Urbano La Matriz, Gonzalo Ilabaca, sostuvo que «como técnico patrimonial que es él, sí. Pero si no vemos la problemática trabajando un borde costero integrado con parámetros de las ciudades puerto mundiales, no lograremos recuperar ni la ciudad, ni su área patrimonial ni seremos un buen puerto. En Valparaíso hay capacidad humana para lograrlo, pero necesitamos la disposición política del Estado, importantísima para lograr, en el interno de nuestra ciudad con sus diversos intereses y actores, una visión común de la ciudad que queremos. Sin el Estado en esa disposición, los gremios y grupos más poderosos tratarán de imponer sus intereses al resto de la ciudad, sin éxito, tal como ha acontecido hasta ahora».

Para Ilabaca, la decisión anunciada por TCVAL «es un alivio porque el T2 tenía demasiadas implicancias negativas irreversibles para la ciudad. Primero que nada, como puerto no tenía estándares competitivos por carecer de aguas 100% abrigadas, por no tener un frente de atraque para dos postpanamax de última generación y por no tener buen acceso, todos elementos sustanciales para un puerto efectivo del SigloXXI».

A su juicio, «básicamente el T2 no era un puerto, sino una zona de acopio. Además, el T2 destruye el patrimonio de la ciudad, su memoria, que es lo más importante que una comunidad y una persona tiene y comparte y que debe preservar para el futuro. Y además afectaría la salud de los porteños y el medio ambiente. Ese no es el puerto del siglo XXI que Valparaíso se merece. El triunfo vendrá cuando tengamos una expansión portuaria en armonía con la ciudad».

Respecto de la decisión gubernamental de insistir en el proyecto, Ilabaca cree que aquello es «insistir en el fracaso» y emplazó a «un mea culpa de la EPV y de todos quienes apoyaban el T2, sabiendo sus externalidades negativas, y no evadir sus responsabilidades culpando a los ciudadanos y al municipio de poner piedras en el camino, ya que los ciudadanos estamos en pleno derecho, y dentro de la ley, de hacer velar que ésta se cumpla. TCVAL también tiene su responsabilidad, pues ocultó información relevante en el tema salud, que es lo que se tiene que dirimir en Tribunales Ambientales».

Asimismo, el pintor destacó que «el municipio, por su parte, ha estado con la ciudadanía organizada y tiene la obligación de resguardar la salud de los porteños y como administrador del Sitio Unesco también tiene la obligación de su valoración, cuidado y recuperación. Por lo tanto, la EPV y TCVAL han provocado atrasos en el desarrollo portuario y, por ende, han perjudicado la calidad de vida de los porteños. Echarle la culpa a los demás no corresponde».

Por su parte, el concejal porteño Daniel Morales, uno de los más férreos opositores a la ubicación del proyecto T2, cree que lo ocurrido «es una prueba más del mar de improvisaciones que se gestó en EPV desde hace más de 15 años. Yo veo en esto una gran oportunidad de hacer un plan maestro de expansión portuaria acorde a las necesidades y condiciones reales que Valparaíso tiene».

En ese sentido, planteó que «de existir una expansión portuaria, ésta se debería generar en San Mateo y debe contemplar su propio acceso y sus propias aguas abrigadas, esto último como inversión pública».

A su vez, el biólogo Salvador Donghi, otro de los detractores del T2 tal como está planteado, sostuvo que «esto nos pone en un gran desafío como ciudad respecto a desarrollar un proyecto portuario que esté acorde a los desafíos que plantea la ciudad. O sea, el crecimiento portuario se tiene que dar sí o sí, Valparaíso necesita ampliar su capacidad de transferencia de carga, pero con un proyecto que esté a la altura de los desafíos que merece Valparaíso, y ese proyecto, obviamente, no era el T2».

Al respecto, recordó que «hay proyectos alternativos al T2 que son muchísimo mejores, todos en otras ubicaciones que no están al frente de la ciudad, que no provocan el impacto que tiene el actual proyecto, que se hacen cargo de las emisiones atmosféricas. La idea es que sea un proyecto que converse con la ciudad, y eso es lo que EPV nunca ha querido entender».

En cuanto a una eventual pérdida de empleos si el T2 no se concreta, Donghi advirtió que «siempre nos engrupen de que esto va a generar trabajo y que si no se hace se pierden fuentes de empleo. Lo cierto es que por cada puesto de trabajo en el T2 se perdían 10. Hay estudios que han hecho varias universidades al respecto».

Sobre este último punto, argumentó que «con el actual proyecto T2 el dique tenía que salir de su ubicación, tenían que salir los lancheros, ya afectó a la caleta Sudamericana de pescadores, con lo que Valparaíso perdió una actividad histórica de pesca artesanal; también impacta a turismo, al patrimonio y a la salud de la población».

En tal sentido, y con respecto a las emisiones de material particulado que se generarían en el T2, Donghi criticó que «ninguno de los defensores del proyecto se quiere hacer cargo. Y resulta que el recurso que presenta la Municipalidad de Valparaíso se acompaña por un estudio desarrollado por la Universidad de Chile, en el cual sus modelaciones indican que, efectivamente, Valparaíso va a quedar como zona saturada, pero quienes defienden el proyecto no quieren escuchar esos argumentos».

Por otra parte, el activista medioambiental rechazó las acusaciones y emplazamientos que hizo el intendente y otras autoridades culpando a los detractores por el fracaso del proyecto con TCVAL, advirtiendo que «eso es para enrostrarle a quienes hemos hecho una oposición responsable con respecto al futuro portuario de Valparaíso, y querer enrostrar eso me parece una irresponsabilidad, pues lo único que está reflejando esto es la honestidad y la sensatez de los australianos respecto a deshacerse de un mal proyecto».

«Veo en esto una gran oportunidad de hacer un plan maestro de expansión portuaria acorde a las necesidades y condiciones reales que Valparaíso tiene»

Daniel Morales, Concejal de Valparaíso»

LABOR CONJUNTA CON SAN ANTONIO

El concejal porteño Daniel Morales cree que lo ocurrido «también es una gran oportunidad de trabajo colaborativo con el puerto de San Antonio para cambiar la lógica de la competencia al complemento, recuperando la actividad de cruceros. Además, a la ruta G-94-F sólo le faltan 26 kilómetros para unir Algarrobo con la zona industrial de Placilla de Peñuelas. De ser así, podríamos desarrollar toda la actividad extraportuaria en conjunto, generando miles de empleos para todas las comunas implicadas y estar en 40 minutos en San Antonio».

«Es un alivio porque el T2 tenía demasiadas implicancias negativas irreversibles para la ciudad»

Gonzalo Ilabaca, Vocero Pacto Urbano La Matriz»

«La idea es que sea un proyecto que converse con la ciudad, y eso es lo que EPV nunca ha querido entender»

Salvador Donghi, Detractor de la ubicación del T2″

 

Fuente: El Mercurio Valparaíso