Negocio de cruceros en el BioBío: falta una estrategia especial de desarrollo

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La falta de profesionalización del rubro turístico de Biobío que trata de ajustarse a un negocio que se estructura con al menos 4 años, requiere previamente saber cómo funciona y esa la causa basal de la pérdida de competitividad de la región en el negocio de cruceros.

Así lo cree el ingeniero agrónomo y gestor turístico Maximiliano Morales, fundador Andes Wine, quien si bien destaca los avances para desarrollar esta actividad, falta lo más importante que es la planificación estratégica que requiere un destino internacional de cruceros, tarea que Biobío no ha realizado.

El profesional penquista trabajó por más de 7 años con la principal agencia de turismo de la Región de Coquimbo que atiende los cruceros, Ingservtur, a cargo de la capacitación de los guías en puerto, además de articular y desarrollar una estrategia para posicionar al Valle de Elqui, Limarí, las viñas locales, playas y en particular las ciudades de Coquimbo y La Serena como una oferta atractiva y variada.

Recalca que es necesario «realizar profundos cambios en la oferta para las líneas de cruceros, mejorar la calidad de los guías e implementar una estrategia de posicionamiento como puerto de recalado de cruceros en el extranjero, que se diferencie de Coquimbo y Puerto Montt para justificar que se haga una detención acá».

A su juicio, Chile se ha posicionado a nivel internacional con los puertos y destinos que han tomado en serio el hecho de que se debe trabajar de forma colaborativa para generar una gestión potente, de marcas, de definir las ciudades y destinos que serán visitados por los pasajeros.

Dos variantes

Maximiliano Morales explica además que aquí hay dos variantes potentes; los cruceros de lujo y los de expediciones, que representan segmentos de mercado específicos. «Hay que entender cómo opera el negocio antes de estar programando paquetes turísticos sin saber si son posibles de ejecutar, en especial, considerando que la actividad es estacional y compite directamente con otros puertos que han logrado unir a la industria del turismo, ya que no depende de una agencia de turismo solamente, es mucho más que eso», precisa.

A modo de ejemplo, mencionó el caso de cruceros como el National Geographic Explorer, que después del terremoto y tsunami dejó de utilizar el puerto de Talcahuano para faenas de mantención, ya que no es usado como puerto de entrada o salida de pasajeros.

Asimismo, plantea que «la Región debe potenciar una oferta turística competitiva en las cercanías del puerto, ya que los tours no deben superar un trayecto desde el puerto de más de 2 horas debido a los acotados tiempos de recalado de los mismos».

Negocio de volumen

El negocio de los cruceros es interesante de una perspectiva de volumen, ya que un tour promedio a nivel internacional cuesta en puerto, entre US$130 US$150 por persona. En el caso de cruceros, de 2.600 pasajeros generalmente desciende un 30 a un 40% de ellos, pudiendo llegar a recibir un solo día y con un solo arribo, más de 800 personas que deben ser atendidas con altos estándares de calidad en la atención. Las experiencias turísticas que deben ser creadas.

Paul Esquerré, gerente general de la Agencia Turismo Esquerré, el único representante del sector privado que participó junto a autoridades de gobierno, locales y regionales y ejecutivos de los puertos de la zona, en la feria Seatrade, realizada en Fort Lauderdale (EE.UU.), coincide en parte con el diagnóstico.

Asegura que desde el punto de vista de la infraestructura, la región está preparada, «lo que hay que hacer es pulir el producto». Esto, precisa, tampoco es de un día para otro. El plan es tener todo estructurado y ponerlo en marcha a partir de 2018 y además, tiene que ir asociado a un cambio en la ley de cabotaje y permitiría a los pasajeros chilenos embarcarse o generar cruceros más cortos, por lo tanto hay varias tareas pendientes.

Lo importante es que las autoridades ahora tienen más conciencia y están más claros en que el foco de la inversión para desarrollar esta industria, y los privados tenemos más expectativas de negocios futuros.

En este escenario, lo que tenemos que desarrollar con más fuerza en estos dos años son ofertas más potentes. Tenemos por ejemplo, la mina de Lota, pero estamos prohibidos de bajar y eso es el 30% de la experiencia. En formular esas ofertas es en lo que se está trabajando, porque esto consiste en entregar una experiencia única, diferenciadora y eso todavía no lo tenemos», concluyó.

Fuente: El Sur