TCVAL deberá realizar nuevo estudio sobre amenaza de tsunami por ampliación del T2

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Así lo requirió la Seremi de Vivienda y Urbanismo en el marco del proceso de evaluación ambiental de la estructura. Además, se solicita incluir un análisis de vulnerabilidad estructural de edificaciones que podrían ser afectadas.

Un estudio específico respecto a los efectos que tendría un tsunami en el área en que se levantará la ampliación del T2 deberá realizar Terminal Cerros de Valparaíso (TCVAL) en el marco del proceso de evaluación ambiental por el que transita la obra licitada a la española OHL Concesiones.

Así lo solicitó la Seremi de Vivienda y Urbanismo dentro de las observaciones realizadas por esta repartición pública a la Adenda entregada por el concesionario al Servicio de Evaluación Ambiental y que deberá responder en los próximos meses.

En el documento se establece que si bien se entregó un análisis en junio de 2014, éste se debe actualizar en base a una nueva normativa que rige desde marzo de 2015. En esa línea, la Seremi enfatiza que «será necesario presentar un Estudio de ‘Evaluación y modelo de amenaza de tsunami’ elaborado específicamente para el proyecto» y que dé cuenta de las características propias de la iniciativa.

Además, la entidad, con el propósito de medir las consecuencias lo más apegado a la realidad posible, solicita expresamente a la filial de OHL considerar algunos aspectos puntuales, sobre todo el tema de los contenedores.

«Adicionalmente, con la finalidad de determinar los efectos del proyecto frente a la ocurrencia de un tsunami, se deberá modelar el impacto de las estructuras y la carga de contenedores en su máxima capacidad sobre el área de afectación determinada por el estudio».

En esa línea, el documento presentado por la Seremi de Vivienda y Urbanismo muestra especial atención por los inmuebles más cercanos a la estructura y que son de índole patrimonial. «Se debe tener particular consideración con la primera de edificación (sector de avenida Errázuriz), donde existen edificaciones de carácter patrimonial de larga data e infraestructura de transporte público».

Agrega que para un adecuado análisis de los efectos del proyecto frente a la ocurrencia de un tsunami, «se deberá incluir un análisis de la vulnerabilidad estructural de las edificaciones existentes susceptibles de recibir las solicitaciones».

Por último, la repartición puntualiza que habiendo modelado la amenaza de tsunami, determinado su área de afectación y calculado el impacto de las estructuras y la carga de contenedores sobre el medio construido y teniendo en consideración la vulnerabilidad estructural de las edificaciones, «se deberá proponer las medidas de mitigación estructurales adecuadas para las edificaciones que sufran algún tipo de impacto por el riesgo de tsunami».

Desde esa perspectiva, se enfatiza que para la definición de las mencionadas medidas para mitigar se debe presentar una memoria de cálculo asociada al diseño estructural para edificaciones en zonas inundables por tsunami, considerando diversos elementos asociados al análisis como las fuerzas consideradas, ya sea de arrastre, hidrostática, del impacto del frente de olas y del impacto por objetos flotantes.

En este último caso se establece que «los análisis estructurales deben incorporar la situación real del proyecto, es decir, se debe considerar como objetos flotantes los contenedores a plena carga y en su máxima capacidad que se utilizan según la propuesta del proyecto».

Entre las observaciones que realiza el servicio, ellas también apuntan al impacto vial y a las medidas de mitigación, reparación y compensación que considera el concesionario del Terminal Dos.

Una de ellas apunta a los ejes visuales que considera el proyecto en sectores de Bellavista y Pasaje Ross-Almirante Martínez. Allí se solicita precisar los criterios para determinar las aperturas visuales y cuáles serán los parámetros para asegurar su cumplimiento. «Sería prudente demarcar estas áreas durante la etapa de operación», se consigna.

2014 se inició el proceso de evaluación de impacto ambiental de la ampliación del Terminal Dos.

 

Fuente: El Mercurio de Valparaíso