Trump aprieta la guerra contra China: todas sus importaciones tendrán aranceles

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El último episodio de la guerra comercial entre EE.UU. y China llegó hoy de forma inesperada. Un día antes, la Casa Blanca anunciaba que China había confirmado sus planes de comprar grandes cantidades de producción agrícola de EE.UU. como una forma de mantener con vida las negociaciones comerciales entre ambos países. El anuncio se producía tras dos días de negociaciones en Shanghai entre el secretario del Tesoro, Steve Mnuchin, y el representante comercial de EE.UU., Robert Lighthizer, con sus homólogos chinos.

Sin embargo, un mensaje intempestivo de Trump desde Twitter cambió la dinámica de las conversaciones. «Mientras se producen las negociaciones, EE.UU. impondrá desde el 1 de septiembre un pequeño arancel adicional del 10% al resto de 300.000 millones de dólares en bienes y productos que llegan a nuestro país desde China». Si se suman los 250.000 millones que ya estaban bajo un arancel del 25% desde comienzos de este año, el resultado es que, desde el mes que viene y si no hay cambio de planes, toda la importación china a EE.UU. estará sujeta a aranceles adicionales.

Al comienzo de esta semana, Trump pareció admitir la posibilidad de que las conversaciones con China no acabaran en ningún acuerdo antes de noviembre del año que viene, cuando el multimillonario neoyorquino se jugará su reelección. El pasado martes, deslizó que China estaría esperando a que ganara un candidato demócrata para «estafar más y mejor que nunca a EE.UU.». Pero advirtió de que si él ganaba las elecciones, el acuerdo al que China podrá acceder será «mucho más duro que el que negociamos ahora».

«Creíamos que habíamos alcanzado un acuerdo hace tres meses», dijo ayer Trump en su mensaje. «Por desgracia, China decidió renegociarlo justo antes de firmarlo. Mas recientemente, China acordó la compra de grandes cantidades de producción agrícola de EE.UU., pero no lo ha hecho», añadió en contradicción a lo que había anunciado la Casa Blanca en la víspera.

Trump también lamentó que el presidente chino, Xi Jinping, al que calificó de «mi amigo», no hubiera cumplido con la promesa de acabar con los envíos de fentanyl, un opiáceo en el centro de la crisis de adicción a estas drogas que vive EE.UU. Sin embargo, también quiso dejar la puerta abierta a avances y aseguró que «las conversaciones siguen» y que desea «continuar un dialogo positivo con China».

El anuncio supuso una sacudida en los mercados. El Dow Jones, que cosechaba ganancias cercanas al 1% durante la jornada de ayer, caía al cierre de esta edición alrededor de un 1%, con tendencias similares en los índices S&P 500 y Nasdaq.

La decisión de Trump se conoce además al día siguiente de que la Reserva Federal de EE.UU. bajara tipos, una maniobra que el presidente de EE.UU. ha exigido durante meses para estimular la economía estadounidense en el comienzo de la campaña electoral para su reelección. En el segundo trimestre del año, la inversión empresarial había caído un 0,6%, el peor dato de los últimos tres años. El presidente de la Fed, Jerome Powell, advirtió en el anuncio de la bajada de tipos que el crecimiento global de la economía se debilitaba y que uno de los factores decisivos son las «tensiones en política comercial».

Muchos economistas en EE.UU. insisten en el peligro de azuzar la guerra comercial y advierten de que eliminará los beneficios que los estadounidenses habían conseguido con la rebaja fiscal impulsada por Trump. Entre ellos, el que fuera su principal asesor económico en la Casa Blanca, Gary Cohn, que ayer advirtió en una entrevista con la BBC que «todo el mundo pierde en una guerra comercial».