Autoridades y expertos debaten en torno a las compensaciones que debe dejar el Terminal 2

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Variadas fueron las reacciones que se generaron tras la presentación del Estudio de Impacto Patrimonial (EIP) que la Dirección de Bibliotecas Archivos y Museos (Dibam) encargó al experto patrimonial colombiano, Juan Luis Isaza.

Informe que fue particularmente crítico respecto a los problemas de gestión del Sitio Patrimonial, sector donde el Estado debe tener una mayor responsabilidad, según el diputado Aldo Cornejo, pues el municipio -que actualmente oficia como administrador-, ha tenido una excesiva demora en crear una institucionalidad que efectivamente permita el desarrollo integral del sector declarado como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

«Creo que el informe revela cosas que son sumamente preocupantes. En primer lugar da cuenta que la gestión patrimonial de Valparaíso en los últimos años ha sido muy mala, que no tiene Plan Director, pues se había dicho que existía pero no existe, y creo que el Plan Director es muy básico para la gestión patrimonial; y al mismo tiempo dice una verdad: el municipio no puede resolver por si solo los problemas de Valparaíso, aquí se requiere una acción del Estado que recupere, rehabilite y otorgue recursos para administrar de mejor manera el Sitio Patrimonial de Valparaíso», puntualizó.

«Insuficientes»

Uno de los puntos centrales derivados del EIP tiene relación con las compensaciones que el proyecto Terminal 2 (T2) debe propiciar, considerando que el experto colombiano definió su impacto como «alto, irreversible y permanente».

En este sentido el alcalde de Valparaíso, Jorge Castro, fue enfático en mencionar que las compensaciones deben ser de carácter permanente, por ejemplo, que la Ley de Presupuesto incluya una glosa para potenciar el Sitio Patrimonial.

«Considero que del presupuesto de la nación, una cantidad importante de millones de dólares se entregue a Valparaíso de manera permanente y por sobre todos los gobiernos que vengan, como compromiso con la ciudad Patrimonio de la Humanidad», expresó Castro. Y agregó: «también tienen que compensar otros servicios, por ejemplo, el Ministerio de Obras Públicas con un metrocable que conecte la parte alta de Valparaíso con el resto de la ciudad, y la Empresa Portuaria de Valparaíso también debería hacerlo, al decir que están dispuestos a que el alcalde tenga un asiento en su directorio».

Ante este escenario, y tras conocer las solicitudes del municipio, el diputado Cornejo se mostró sumamente crítico, argumentando que éstas son «insuficientes». «He visto las compensaciones que el alcalde ha estado pidiendo, y me parecen absolutamente insuficientes, pues no creo que el daño irreparable se vaya a subsanar pintando fachadas de edificios o arreglando pequeñas cosas. En este punto, creo que tienen que tener directa relación con el daño patrimonial que se está efectuando, esto va a entorpecer la vista, por tanto hay que ver cómo resolvemos eso y cómo hacemos para que Valparaíso siga teniendo derecho a vista», explicó.

El parlamentario manifestó que otro de los puntos relevantes será el borde costero y cómo se puede asegurar el acceso a la comunidad. «El informe es muy orientador y decidor de la situación que actualmente está viviendo Valparaíso», comentó Cornejo.

Visión de experto

Desde una mirada docente, quien también se refirió a las conclusiones del Estudio de Impacto Patrimonial fue Iván Maureira, director de la carrera de Restauración Patrimonial del DuocUC de Valparaíso. Para el experto, el informe de Isaza es un aporte al debate, «ya que sintetiza de manera clara varias de las problemáticas y falencias que muchos conocíamos y las ordena desde la perspectiva de un observador neutro y externo, lo que le otorga mayor legitimidad, para quienes acusaban falta de objetividad».

En cuanto a las compensaciones, el análisis de Maureira fue categórico pues, desde su punto de vista, nada podrá compensar el daño que la ejecución del proyecto T2, como se presenta hoy, provocará en Valparaíso.

«El T2 es una intervención radical que se hace de espaldas a la ciudad, desconociendo sus atributos patrimoniales y culturales bajo el argumento mezquino de que esta ciudad siempre ha sido un puerto. Como yo lo veo, una modificación del proyecto que permita la apertura del borde costero a la ciudadanía, sería una gran demostración de buena voluntad, inteligencia y visión de futuro», sostuvo.

¿Patrimonio en peligro?

Por otra parte, la construcción de la obra también preocupa a otro nivel, y es que el nombramiento de Valparaíso como Patrimonio de la Humanidad entre en la categoría de «peligro» o, peor aún, pierda esa condición.

Sin embargo, «si el proyecto hubiera iniciado obras y llegado ya a un avance importante, evidentemente ya habría un caso comprobado de afectación al valor universal excepcional. Estamos en una fase de prevención y diálogo en con el Estado parte (Chile) para que ello no ocurra», dijo a «El Mercurio» el encargado de Programas del Centro de Patrimonio Mundial de la Unesco, César Moreno-Triana.

Éste, a su vez, comentó que Chile tiene hasta diciembre para hacer llegar al Centro los resultados del EIP, su propio análisis y las propuestas tendientes a atenuar los impactos previsibles de la construcción del T2, las cuales serán discutidas en junio del próximo año en la reunión del Comité de Patrimonio Mundial, donde se realizarán las recomendaciones finales.

«Es el Estado parte el que decide acoger las recomendaciones o construir la obra independiente de sus impactos», detalló Moreno-Triana, acotando que la posible pérdida de la nominación es un caso extremo y que en «el periodo de diálogo actual se debe evitar que caiga a ese nivel de amenaza», finalizó.

Fuente: El Mercurio de Valparaíso